La vitamina C promueve la correcta formación de huesos y dientes, reduce los efectos corporales de algunas sustancias producto de alergias, previene y cura los resfríos, acelera los procesos de curación y disminuye los niveles de colesterol hasta un 35-40% en pacientes con arteriosclerosis.
En personas con niveles sanguíneos altos de ácido ascórbico el líquido que lubrica las articulaciones (líquido sinovial) se vuelve menos denso, permitiendo el libre movimiento. Por esto mismo, pacientes con artritis que ingieren vitamina C pueden aliviar su dolor.
La necesidad de vitamina C aumenta con la edad ya que aumentan las necesidades de regenerar el colágeno. A su vez, con la edad, las glándulas sexuales desarrollan una mayor necesidad de esta vitamina y la toman de otros tejidos, quedando estos vulnerables a sufrir enfermedades por falta de ácido ascórbico.
La vitamina C estimula la producción de interferones por lo que actúa como un inactivador de virus como los causantes del herpes, hepatitis, polio, encefalitis, sarampión y neumonía. Esto sucede porque la vitamina, catalizada por iones de cobre, reduce las moléculas de oxígeno; es entonces la reducción de oxígeno lo que ataca a los ácidos nucleicos de los virus.
Este mismo mecanismo, sumado a que la vitamina C aumenta las defensas del cuerpo, trabaja contra las bacterias, entre las que se encuentran las responsables de la tuberculosis, la difteria, el tétanos y la fiebre tifoidea.
Por otra parte, se usaron altas dosis de vitamina C para tratar a drogadictos, incluyendo los que consumen heroína, metadona y barbitúricos. El tratamiento facilita la eliminación de la heroína del organismo, ayuda a la recuperación del apetito y del sueño.
Los estudios realizados demuestran que la vitamina C ayuda a minimizar los efectos de la contaminación ambiental (presencia de altas concentraciones de monóxido de carbono, cadmio, mercurio, hierro, cobre, arsénico, benceno y algunas pesticidas en el ambiente).
El ácido ascórbico previene la formación de carcinomas derivados de los nitritos y nitratos presentes en algunas comidas. La vitamina C ha sido también usada exitosamente para tratar mordeduras de arañas y serpientes y picaduras de insectos. Además, es necesaria para recuperarse de ataques cardíacos ya que previene el daño ocasionado por los radicales libres.
Se ha reportado que esta vitamina tiene un efecto anti-ansiedad en el sistema nervioso, por lo que él la utiliza para el tratamiento de la esquizofrenia. Además, el tratamiento con ácido ascórbico resulta en una mejora en casos de depresión y paranoia. De hecho, estudios realizados muestran que los pacientes psiquiátricos tienen una alta necesidad de vitamina C.
La ingesta de dosis un poco más altas de las normales de vitamina C ayuda a preservar la integridad de los discos intervertebrales previniendo así problemas en la espalda.
Por otro lado, la vitamina C ha sido testeada para ver sus efectos en la inteligencia de los humanos. Un estudio realizado en niños resultó en un aumento de 3.6 en el coeficiente intelectual (IQ) cuando se administraba un 50% más de vitamina C.
Entre otros beneficios de la vitamina C están: la protección contra el congelamiento, el enlentecimiento del proceso de envejecimiento y la formación de masa muscular. El ácido ascórbico puede reducir las necesidades de ciertas drogas administradas a pacientes con cáncer, incluyendo L-Dopa y analgésicos. Además, esta vitamina previene que ciertas enzimas rompan las sustancias analgésicas naturales que produce el cerebro.
Por último, se han obtenido buenos resultados en el tratamiento con vitamina C de algunas enfermedades como: la leucemia, la pancreatitis y ciertos problemas del corazón.