La ciruela es una fruta dulce y jugosa típica de verano. Se conocen más de 200 variedades con diferente punto de acidez o dulzor, diferente textura (más o menos riqueza en agua) y diferente color y tamaño.
“Las más oscuras y granates como la ciruela roja o las que tienen color violáceo y azulado son más ricas en antocianinas, pigmentos que le otorgan su cualidad antioxidante. Ideal para incorporar en dietas antiage y para los fumadores”, explica la naturópata experta en alimentación Adriana Ortemberg.
Esta fruta es altamente recomendable en caso de estreñimiento y retención de líquidos. Y es que como es bien sabido, una de las características principales de las ciruelas es su virtud de mejorar el tránsito intestinal. Desde la antigüedad, las ciruelas se han utilizado como laxante suave e inocuo. Además de su aporte de fibra insoluble (encargada del tránsito intestinal), también contienen fibra soluble que ayuda a rebajar el nivel de colesterol en sangre.
“Tienen pocas calorías en general y su índice glucémico varía según la variedad, por ejemplo, las ciruelas claudia son muy dulces (muy utilizadas en la elaboración de mermeladas) por lo que su índice glucémico es algo mayor de otras variedades algo más ácidas. Y hablamos de las ciruelas frescas porque la composición nutricional cambia por completo cuando hablamos de las secas, éstas son más calóricas, pero más ricas en minerales como fósforo, magnesio y calcio”, comenta Ortemberg.