Laboratorio Soluna

Las amenazas para la salud están en el aire y en las calles

Por SEBASTIÁN AGUIRRE EASTMAN / Cortesía El Colombiano 

El principal riesgo para la salud de quienes habitan Medellín, y en general el área metropolitana del Valle de Aburrá, se encuentra en el aire, pero también en las calles.

De hecho, la información disponible da cuenta que de la tasa de accidentalidad vial en Medellín es de 10,9 fallecidos por cada 100 mil habitantes. Más al norte en el Valle el índice crece: 14,2 muertos en Bello. Ambas ciudades ocupan los puestos 9 y 29 en el Ranquin latinoamericano de ciudades fatales, realizado por el centro de pensamiento LA Network y publicado por EL COLOMBIANO en enero de 2018.

En cuanto al aire, la magíster en Epidemiología Ambiental y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad CES, María Osley Garzón Duque, confirma que la información disponible en la región es precaria y no permite identificar cuántos casos de enfermedades asociadas a la respiración están asociados a la carga contaminante que circula por estos cielos, aún cuando hay aproximaciones con estudios recientes que no ofrecen certezas.

La movilidad y la contaminación del aire son los dos principales factores de riesgo para la salud de quienes residen en esta capital y su área metropolitana, pero también están presentes otros como la obesidad, la radiación solar e incluso la seguridad.

El aire y sus consecuencias

Parece una verdad de Perogrullo. La calidad del aire que se respira en el Valle de Aburrá se ha convertido, desde hace tres años, en la principal preocupación para la salud de los habitantes.

La magíster María Osley Garzón Duque explica que en esto inciden dos asuntos: la topografía del Valle, que hace que el smog que genera el parque automotor se encajone, y la rosa de los vientos, que circula en dirección norte-sur, haciendo que los contaminantes generados en la zona industrial del norte de la región se sumen a los del provocan los automotores en el Centro y esa nube se estacione en el sur, donde están las estaciones de monitoreo que más alertas rojas emiten, como la de La Estrella.

“La condición meteorológica del Valle de Aburrá, propia de una región tropical, favorece la ventilación escasa y la formación de nubes a baja altura, lo que evita la dispersión de los contaminantes en capas superiores de la atmósfera”, añade el Área Metropolitana, autoridad ambiental, en su sitio web.

Las consecuencias: un mayor incremento de bronquitis crónica o de afecciones respiratorias agudas en poblaciones que se exponen en los lugares considerados con mayores niveles de contaminantes, señala María Osley, quien advierte que hace falta un estudio más detallado para calcular los casos asociados a este fenómeno atmosférico. Sugiere que las historias clínicas incluyan información más detallada que permita determinar, por ejemplo, si el paciente que consulta proviene de una zona cercana a un foco contaminante, o que revise sus antecedentes para constatar que su afección no corresponde a algo genético, para emitir conceptos más responsables y certeros.

La contaminación del aire no solo afecta las vías respiratorias. La salud visual y la dermatológica son otras que sufren su impacto. Los ojos y la piel irritados hoy son una constante. Además del fenómeno atmosférico, la causa es el deterioro de la capa de ozono (aunque hay estudios que señalan que ya está en retroceso), que ha hecho que los rayos del sol nos lleguen sin filtro, de forma más directa, comenta la doctora Garzón.

Item added to cart.
0 items - $0
Share This