Laboratorio Soluna

Los dientes guardianes del corazón

Que el bienestar de los dientes se relacione con la salud mental puede ser difícil de imaginar. Así es. Varias investigaciones han detectado el viaje de unos seres microscópicos y oportunistas que una vez en la boca se abren camino, a través del sangrado que producen enfermedades orales como la caries, hacia los pulmones, el corazón e incluso el cerebro.

Desde que se empezó a conocer el código genético de las bacterias, se han identificado relaciones que los investigadores aún no entienden del todo. En la Universidad del Valle, así como en la Javeriana de Cali, dos grupos de investigación, el de Medicina periodontal y el de Ciencias básicas aplicadas a la clínica, se dedican a estudiar conexiones entre las enfermedades orales y las sistémicas (que afectan a todo el cuerpo).

Sandra Milena Moreno Correa, investigadora de los dos, cuenta que las orales más frecuentes son la caries y la enfermedad periodontal, que se identifica por síntomas como el sangrado de las encías al cepillarse los dientes.

Ambas inician por un proceso infeccioso por microorganismos que generan una activación de la respuesta inmune del paciente, lo que a la vez desencadena una manifestación inflamatoria. Esta, de tipo crónico –ya que se desencadena en un tiempo largo–, afecta los tejidos de soporte del diente, la encía, el hueso de la mandíbula y el ligamento periodontal, que son las fibras que unen la raíz del diente con el hueso.

Exponerse a estos procesos inflamatorios por un tiempo extendido, dice Moreno, genera la secreción de sustancias a nivel general que pueden viajar por la sangre y predisponer procesos inflamatorios en otros tejidos distantes a la boca.

Las conexiones

Con las enfermedades respiratorias la relación es más clara porque la cavidad oral comparte, de cierta forma, algunas de las vías respiratorias, sobre todo las superiores. Una investigación, entre otras, llevada a cabo en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, Estados Unidos, halló que la aspiración de los microorganismos orales podría estar vinculada con neumonía, Epoc (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y exacerbaciones del asma.

Diferentes estudios, unos publicados por Moreno y sus coequiperos en el journal Periodontology en 2000 y en NCBI en el año 2015, reportan que la enfermedad periodontal se relaciona con afecciones como la enfermedad cardiovascular, los trastornos del embarazo como la preeclampsia y el bajo peso al nacer de algunos bebés. También con enfermedad renal y artritis reumatoide. La odontóloga e investigadora agrega que algunos han hecho un análisis y relacionamiento con el Lupus (enfermedad autoinmune).

Incluso hoy en día se está estudiando la relación con afecciones neurológicas como el alzheimer, el párkinson y algunas alteraciones psiquiátricas (ver textualmente).

El viaje de microorganismos por la sangre puede desencadenar este resultado. “Sumado a algún tipo de predisposición genética a trastornos en el circuito eléctrico, la neuroinflamación en el sistema nervioso central podría ayudar a desencadenar enfermedades neurológicas o enfermedades psiquiátricas”.

La inflamación favorecería la formación de una especie de bloqueo en los vasos de las arterias que a su vez podrían iniciar otro tipo de manifestaciones como la embolia, trombosis, el infarto al miocardio y enfermedad cardíaca. “Nosotros hicimos una investigación acerca de la contaminación de las válvulas en pacientes que tienen problemas valvulares. En ellas encontramos bacilos entéricos grannegativos, bacterias que se han descrito y relacionado con la enfermedad periodontal en población colombiana”.

También aparecen en el embarazo. Moreno cuenta que se han encontrado varios estudios que han detectado microorganismos orales causantes de enfermedad periodontal en las placentas de pacientes con preeclampsia. Esta inicia como un proceso que afecta la placenta, genera una hipertensión placentaria –por lo general por algunos procesos inflamatorios–, lo que indicaría una relación estrecha entre estas alteraciones del embarazo y el bajo peso al nacer de algunos bebés. Las placentas infectadas secretan menos factores de crecimiento para el bebé, retrasando su crecimiento y desarrollo.

Es importante lavarse los dientes. Eso es obvio, pero hay acciones menos evidentes como guardar el cepillo en un lugar seco y fuera del baño donde no haya humedad, para evitar la proliferación de microorganismos. Será clave tener una buena higiene oral: lavarse los dientes sin afán por mínimo dos minutos y cambiar el cepillo cada tres meses.

No obstante, las inequidades en salud oral son abismales. En 2018, el porcentaje de personas en situación de pobreza multidimensional en Colombia fue del 19,6%, según el Dane, por lo que el cepillo, la seda dental y el enjuague bucal son utensilios de lujo para una parte importante de la población. “Estos elementos son de los más costosos en la canasta familiar”, anota Moreno.

Aunque la tecnología avanza, las condiciones de la boca no mejoran. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades orales afectan a la mitad de la población mundial (3.580 millones de personas), lo que reduce en gran medida la calidad de vida de los afectados. Las caries en dientes permanentes es el trastorno más prevalente.

Todos los que se preocupan por la salud global deberían abogar por poner fin al abandono de la salud oral, después de todo y como descubrió el naturalista Alexander von Humboldt: todo está conectado.

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