Laboratorio Soluna

RISA: ADICTIVA, CONTAGIOSA, GRATIS… ¡Y SANA!

La risa es uno de los medicamentos sin prescripción facultativa que tiene más efectos secundarios positivos sobre quien la emplea. Abrirle la puerta, coquetear con ella y sucumbir ante su encanto no solo permite darle la vuelta a las adversidades, sino también potenciar nuestra salud

Todos sabemos que es mejor estar contento que molesto, que un episodio de risas descontroladas es más liberador que uno de gritos y discusiones, y sin embargo, ¿cuánto nos cuesta mantener ese estado emocional que nos resulta tan placentero?

Desde que comienza nuestro proceso de socialización, los adultos se empeñan en limitar la risa, frases como “a mí no me hace nada de gracia lo que acabas de hacer”, “(acusadoramente) ¿Te estás riendo?”, “Este no es momento para reírse, es momento de (cualquier obligación)”, condicionan nuestra actitud ante la risa y crecemos pensando que hay algo malo con ella, y que por lo tanto debemos reprimirla y reservarla para momentos socialmente adecuados.

Cuando llegamos a la adultez, esos momentos oportunos se restringen a un círculo íntimo de familiares o amigos, las salas de teatro, cine o televisión y unos cuantos más, por lo que si en ámbitos tan serios como el trabajo, el tráfico, e incluso, en el automercado, una persona rompe en risas nos parece altamente sospechoso.

No se trata de ser un negador de la realidad, se trata, más bien, de aproximarnos a la vida con la firme disposición de quedarnos con lo bueno y buscar siempre algo mejor, cosa que no logramos si cargamos con todas nuestras penurias, y las del mundo entero, en nuestra espalda.

La certeza de que la risa es algo realmente importante en el quehacer humano se remonta a la cultura griega, cuyos médicos recomendaban a sus pacientes que aliviaran sus enfermedades acudiendo a la representación teatral de comedias, pero no es sino hasta el siglo XX cuando la relación entre la risa y la salud fueron científicamente comprobados.

Todo comenzó cuando un alto ejecutivo de Nueva York, llamado Norman Cousins, contrajo una enfermedad altamente dolorosa, cuya cura no era conocida para el momento. Los médicos, ante tan fatal diagnóstico, le recomendaron un poco de alegría en su vida. Él se lo tomó en serio y se hizo de decenas de películas y series cómicas de televisión que disfrutaba durante horas, y descubrió que por cada 10 minutos de risas obtenía dos horas libres de dolor y de sueño conciliador.

Cousins se curó definitivamente de la espondilitis anquilosante que lo aquejaba y dedicó su vida a estudiar los beneficios de la risa. De allí surgieron muchos otros investigadores y muchos más hallazgos que dieron fe de que la risa no solo es una expresión de un estado emocional agradable, es una aliada, sin contraindicaciones, de nuestra salud física y mental.

 ¿Y SI NO ME RÍO, QUÉ PASA?

Nada. La verdad es que no se ha registrado ninguna muerte en la historia por falta de risas. De hecho, tal como comenta Belilty, una persona puede entrar en uno de sus talleres con “cara de cañón”, reírse mientras dura la actividad y salir con la misma cara y no le va a pasar nada.

Sin embargo, aquellos que entienden que no se trata solo de reírse sino de reaprender a interpretar la realidad, liberarse de viejos esquemas disfuncionales y dar un paso adelante por su propio bienestar, no tardan en convertirse en casos que sustentan las investigaciones científicas.

El poder curativo de la risa, según la ciencia, radica en la segregación de endorfinas que son sustancias que tienen un papel fundamental en el equilibrio entre el tono vital y la depresión, tal como refiere Belilty en su libro “Es en serio ¡Ríete!”.

LAS ENDORFINAS TIENEN TRES FUNCIONES EN EL ORGANISMO

Actúan como analgésicos, es decir, segundos después de sufrir una lesión en alguna parte del cuerpo, las endorfinas se encargan de aminorar el dolor al punto de adormecer la parte herida completamente.

Proveen un estado de euforia o felicidad instantánea parecida a la que se experimenta al recibir un masaje relajante, realizar una actividad física extrema o disfrutar un buen espectáculo.

Ofrecen refuerzo al sistema inmunológico, el cual se encarga de protegernos contra las enfermedades. Esta función es la que ha sido más ampliamente estudiada y se ha llegado a la conclusión de que un buen estado de ánimo procura una suerte de capa protectora adicional, que no solo previene enfermedades, sino que ayuda efectivamente a recuperar la salud.

Un estudio realizado en la Escuela de Psicología de la Universidad Central de Venezuela demostró que luego de una actividad de media hora de risoterapia aplicada a 10 niños con cáncer, los valores de inmunoglobina A (un poderoso anticuerpo) habían aumentado de 5% a 100%, a 200% e, incluso, a 500%

Igualmente, la risa tiene efectos en otras localidades del organismo. Por ejemplo, al reír se distienden los vasos sanguíneos, permitiendo un flujo de sangre más sano y protegiéndonos de enfermedades cardiovasculares, también se duplica la capacidad pulmonar y se ejercitan al menos 400 músculos del cuerpo.

 

DATOS CURIOSOS

• Reír 100 veces al día equivale a remar por 10 minutos.
• La risa quema un poco más de una caloría por minuto.
• Empresas reconocidas mundialmente emplean el humor como herramienta para incrementar la moral y el cumplimiento de metas.
• Investigaciones aseguran que si un hombre hace reír a una mujer en la primera cita, va por buen camino.
• Los niños ríen 400 veces al día, aproximadamente.
• El efecto fisiológico de la risa puede durar entre 12 y 24 horas.
• Mientras nos reímos no podemos pensar, colocándonos en un estado parecido al de la meditación.
• ¿Te has reído tanto que te duele la barriga? ¡Felicitaciones! Has hecho Pilates sin darte cuenta, pues la risa activa el músculo trasverso, ese que tu instructor te obliga a contraer durante toda la clase.

 

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