La pimienta negra, fruto de origen hindú, ha sido utilizada desde tiempos inmemoriales con fines culinarios y medicinales. Una sustancia llamada piperina es la causante del sabor picante que confiere a los alimentos.
No tiene estación del año y por eso se le puede obtener siempre. No es exagerado decir que resulta una de las especias más comerciales del mundo.
La pimienta negra aumenta las secreciones del estómago ayudando a la digestión. Digerir bien los alimentos es muy importante para evitar diarreas, constipados y cólicos. La pimienta también ayuda a prevenir los gases intestinales. Si sumas la pimienta negra a tu dieta diaria favoreces la transpiración y la orina.
La corteza de la pimienta negra ayuda a eliminar las células grasas. Por tanto, consumirla con frecuencia te ayudará a mantener un buen peso corporal.
Este alimento funcional se puede añadir a diversos tónicos para combatir los catarros y las gripes. Esta especia produce alivio en la sinusitis y en las congestiones nasales.
Al tener propiedades antibacterianas, es buena para combatir infecciones, picadas de insectos, etc. El consumo frecuente de pimienta mantiene limpias las arterias del cuerpo.
La pimienta previene los daños causados por los radicales libres, lo que a su vez previene el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los problemas del hígado.